domingo, 30 de junio de 2013

Embrace this moment. Remember...

We are eternal.
All this pain is an illusion.

Soy la mascota de los peces de mi pecera;
son ellos los que me miran, los que están fuera.
He recogido gotas de lluvia una a una con un dedal...
¡Quiero sembrar lluvia en los jardines de mi sueño!,
¡que llueva de la tierra al cielo, que se encharquen las nubes con el sabor del lamento mío!...
Sigo cazando gotas lloradas por el cielo.
Si algo tan grande llora es que su dolor tiene dueño.
Y puede que yo sea la mitad de alguien que vive en mi otro medio, un espejo no perfecto,
dos destinos para un mismo trayecto.

No un ángel y un demonio, sino dos vidas en la misma,

dos temblores del mismo frío.
Mi otra mitad me quiere más que yo mismo,
que cree ser yo pero solo es una parte.
Mi conciencia la desconoce, las voces que viven conmigo hablan de ella,
dicen su nombre: «La que tú no conoces -dicen-... tu simetría imperfecta, tu secreta figura.
Ella siente lo mismo, te mira».
Dos, de todo dos. Tinieblas y sol, agua y grietas, heridas y payasos, holocaustos y parturientas...
Una vida, no; dos en la misma, dos rostros de espaldas adosando nucas,
dos corazones compartiendo columna.




Recuerdo haberte llamado "ojos de cielo" el cuatro de Agosto de 2011. 

Una madrugada en la que (al fin) hablamos después de años sabiendo de nuestras existencias.
Recuerdo que fue una conversación de más de seis horas en las que estuvimos realmente profundos para lo que realmente somos de cara al público. Y ahora ya no me sorprende. Tú me robaste las palabras y cuando fui a dedicarte la entrada apenas tenía ninguna que regalarte. No como hoy.
Supongo que debería hacerme gracia toda nuestra historia, pero lo que realmente me provoca es una sensación de calidez que sube desde el estómago hasta el pecho y ahí se queda. Siempre.
Suelo tener miedo. Prepárate porque vienen curvas. Tengo tantas cosas que decirte...

Cuando nos conocimos algo me dijo que te quedarías cogiéndome la mano. Claro que nunca esperaba que fuera con tantísima fuerza. Yo te había visto antes y sabía (no sé por qué) que en algún momento nos conoceríamos. Ya ves (esto sí que me hace gracia). Pasó el tiempo y acabamos estudiando en el mismo centro. Viéndonos a diario, escapándonos al parque y riendo todas las mañanas. Y yo te lo contaba todo. Sorprendente, ¿eh? Yo por aquel entonces ya era una desconfiada de mucho cuidado. Me hacías mucha gracia. Pensaba que eras uno de esos tíos tamaño armario súper graciosos que no se preocupaban por nada. Al menos eso parecías. Con suerte yo ya había hablado con el verdadero tú.


Pasaron los meses, mi vida se enredó de tal manera que casi me ahoga, y ahí estabas. Como una figura ensombrecida que sabe lo que está pasando. Si hay algo que no recuerdo es el momento en el que nos sinceramos, pero supongo que es lo que menos importancia tiene. Voy a saltarme esa parte en la que dejé de respirar por un tiempo hasta que volví a la vida, porque ahí vuelves a estar tú. Como siempre.


Ese nueve de Diciembre de 2012 del que suelo hablar, te pertenece. Es el día en que volví a la vida después de un letargo de cinco meses rechazando cualquier calor humano existente. Tú me diste la mano y abrí los ojos, dándome cuenta de que no dependía más que de mí misma para seguir viviendo. Y hasta hoy, que soy mucho más fuerte y me siento grande por dentro. 

Cuando digo que tengo miedo es porque lo siento como algo real que me acompaña a diario. Creo que soy una persona afortunada por tener en mi vida a personas como tú que hacen que merezca la pena vivirla. Pero no quiero hablar de otras personas aquí, porque hoy quiero hablar sólo de ti.





Hace un año exacto que no le digo a nadie "no te vayas".

Permíteme que te lo diga a ti.

Para mí siempre has estado presente en mi vida, desde la primera vez que te vi como un fantasma al fondo de aquella multitud, sin articular palabra. Luego empezaste a formar parte de ella, primero como un mero espectador, después como parte del reparto y actualmente como un personaje principal. 

Sé que puedo vivir a solas, pero no quiero vivir sin que estés tú en mi historia. Sé que no podría soportar ese vacío si te fueras. Por eso te pido que no te vayas.
Quisiera poder explicarte lo que significas para mí y es tan complicado que ni siquiera sé si me va a salir. 

En algún momento de esta carrera de obstáculos perdí la fe en el ser humano de manera rotunda. Algunas personas muy concretas se salvaron y entre ellas estás tú. Siendo aplastantemente sincera, diría que eres el puesto número uno de esa lista. No sólo porque jamás he dudado de tus palabras, ni porque jamás me hayas traicionado ni decepcionado, es porque sé que jamás me harías daño. Y eso es algo que tengo tan claro que hasta grita en mi cabeza. Pondría la mano en el fuego por ti hasta quemarme los huesos porque confío a ciegas en tu palabra. Y es algo que has ganado con el tiempo siendo tú mismo al estar conmigo.


No es sólo porque sepas quién soy de verdad, es porque sabes localizar mis cicatrices en el mapa de mi cuerpo, sabes su significado y su historia y aún así, te quedas conmigo. Porque contigo no tengo secreto alguno, sea bueno o malo, tenga que llorar o reír, tú estás ahí para escucharme a cualquier hora. Porque sé que sabes que es más que mutuo, y que si necesitas un salvavidas yo me tiro al mar y nado hasta que me salgan branquias para rescatarte. Porque el motivo de que no sepa definirte implica que eres algo tan grande en mi vida que prefiero no ponerle una etiqueta. Diré que lo más parecido a sentir que hay en mí desde hace un tiempo es lo muchísimo que me importas. Eso no se vende ni se compra.


Ha pasado mucha gente por mi corazón de manera fugaz en estos meses llenos de gris, pero nadie ha adivinado la contraseña que hace falta para abrirme el corazón, esa contraseña que tú sí tienes. 

A veces pienso que deberíamos habernos cruzado hace años, porque habría tenido mucho antes en mi vida al argentino más maravilloso que ha cruzado jamás un océano. Y de todas maneras aquí estás, conmigo, haciendo que todos los días tengan un nuevo sentido. Tengo tantas cosas que decir que me atasco, ya ves.

Soy esa amiga tuya que está tan loca, que dice que tiene un cubito de hielo por corazón pero que tú eres el sol que hace que se funda. Tú eres ese gran amigo mío que está tan loco, que dice que su corazón es de un cartón que ni se arruga si se moja, pero que tiene pliegues donde quepo yo.

Y es que la mayor parte del tiempo, cuando hablamos sin máscaras y sin risas, entonces me veo. Te veo. Y es cuando tiemblo.

Tiemblo porque tengo miedo, miedo porque sé que me ves. Y sé que yo puedo decir con orgullo que si te miro a los ojos te veo. Y no a ese que ven todos los demás cuando la noche es joven y es todo una fiesta. No. Yo veo a aquel que estuvo lejos, a aquel que cruzó un océano, a aquel que cambió y creció y después de amar y perder la fe se congeló. Como yo. Yo que te veo, tú que me ves y yo que me asusto y tiemblo porque conoces mis heridas y las besas.

Tiemblo porque tienes poder y magia para tocarme el corazón, y eso me quema.
Yo te abrí la puerta para que pudieras pasar hacia mi esencia, y ahora no sé cerrarla a tus ojos, y tampoco quiero. Pongo la mano en el fuego porque sé que querrás protegerla.

No sé qué papel tienes, pero sé que te quiero en mi historia.

No sé si sigo teniendo corazón, pero sé perfectamente que te quiero.
Y ni te imaginas cuánto.
Por eso hoy me permito pedirte que no te vayas nunca, que no te marches y que no me sueltes.
Que como dice Slipknot en Snuff "no podría afrontar la vida sin tu luz", al menos no después de haberla probado. Dame aire ahora que tengo alas, que yo te llevo conmigo, siempre, te lo prometo.





Que no es sólo porque quiera que te quedes.
Que no es sólo porque te quiera más que a mí.

Que no es sólo porque te mire a los ojos y te vea a través de ellos, (y me quede contigo).


Es porque sé que si tú me miras a los míos... me traspasas... me ves...

Y te quedas.

Y entonces ya no tiemblo.

Entonces ya no tengo miedo.
Sé que estoy en paz,
como en casa...


Sé que estoy a salvo, porque estoy contigo.

Y puedo respirar.


...




Gracias por estar a mi lado desde el momento en el que apareciste en mi vida. Siempre como las grandes cosas, "para quedarte". Si me queda algo de corazón, es gracias a ti. Así que gracias por no fallarme jamás, es por ello que tengo fe. Es por ti que sé que puedo.

Te quiero muchísimo, Ariel.


Gracias por existir. No te vayas nunca.






jueves, 27 de junio de 2013

Es un sueño recurrente...

Que me atraviesa y jamás acaba.





A veces se cuela entre mis pesadillas y por un momento siento que respiro como no he respirado en quince años. Un aire puro capaz de hacerme recordar cada momento feliz. Corriendo entre las amapolas, arañándome las piernas y riendo sin parar.

Hay cosas que parecen tremendamente triviales cuando las vivimos, pero que se quedan grabadas para siempre en la memoria. Desde que fui consciente de que los momentos vividos se desvanecen y no vuelven jamás, cada vez que vivo algo especial en mi mente resuena un "grábalo a fuego y recuérdalo siempre".


Su espalda y el número exacto de la constelación de sus lunares están impresos como una foto en mi memoria. Incluso el tacto de su pelo, de sus labios y su piel. No recuerdo el de nadie más, y es curioso, ya que después de él han pasado muchos por mis sábanas.

Han pasado once meses desde que se marchó y lo siento como ayer. Me destroza el alma escribir esto y aún así me siento como si su sombra me cubriera las espaldas. Ya no sé si volverá.

Tengo tantas cosas en las que pensar para reorganizar mi vida... pero siempre termino escribiendo sobre lo mismo. Soy incurable. Mi abuela me seca las lágrimas y me besa la frente cuando le digo estas cosas. "Todo tiene solución menos la muerte".


Ojalá sólo fuera el "mal de amores" que cuentan en los pequeños pueblos, y no un dolor existencial que te parte el alma en dos simplemente con notarte despierta cada mañana. Una más. Y nada lo para.
Hace poco hice un comentario en cierto lugar público:
"Cuando una persona está convencida de que va a morir, ni el mayor apoyo, ni el mayor sacrificio de sus seres queridos puede salvarle. Puede que sí a corto plazo, pero no para siempre".
Ojalá lo hubiera dicho por decirlo. Ojalá pudiera abrir los ojos lo suficiente como para imaginar mi futuro. Pero no puedo. Me sorprende seguir aquí y que ya sea Junio de 2013. Casi Julio. A veces siento la esperanza vibrando en mi estómago hasta que me percato de que son las mismas mariposas de siempre, hartas de ser orugas, crisálidas y volar otra vez. Siempre igual. Siempre ese ciclo. Cansadas de que las ahogue con vodka negro, cerveza, humo y pastillas.

No me encuentro. Me siento como un trapo mojado puesto a secar, olvidado en el tendedero.
Siempre con metáforas. No tengo remedio.


Soy de un azul violáceo desde el día nueve de Diciembre de 2012. Nunca estuve tan helada ni amoratada. Mi pelo hace juego con mis cicatrices. Oh.


Siempre que me planteo escribir tres frases termino vomitando.
Este blog ya tiene cinco años.
Yo tengo la melena por la cintura, más de cuarenta cicatrices ya mencionadas, las pupilas dilatadas y el corazón como un cubito de hielo.


Este frío se clava en las costillas como una navaja suiza.
Y siento que es hora de marcharme a dormir.

Todo se irá. Sé que en algún momento todo se irá.
Y estaré bien.

lunes, 24 de junio de 2013

Un año, tres meses y ocho días.

Desde que intenté salvar mi propia vida.



Quince de Marzo de 2012. El día en que dije "se acabó, no quiero morir".
Ni siquiera había cumplido los veinte años cuando me di cuenta de que me estaba dejando morir.
La persona que sujetaba mi mano quería ponerme a salvo, pero no sabía qué más hacer, hasta aquel día en el que decidí salir de mi cama y de la oscuridad de mi cuarto y dejar volar lo poco de mí que quedaba en este cuerpecito que apenas podía andar o respirar sin llorar.

Tengo mis momentos.


A veces me pregunto qué habría sido de mí si no me hubiera puesto a salvo.
Y otras veces me pregunto por qué sigo intentando no hundirme, tampoco sé qué hago aquí.

Mis monstruos no se han ido en absoluto y muchas veces tengo ganas de abrirme en canal para poder hablar con ellos otra vez. Sin máscaras. Mirándome a los ojos en el espejo como si quisiera atravesarlo. Hay muchas maneras de vivir tal y como yo me siento.
Siempre puedo mentirte.

Si quieres nos tomamos una copa, reímos y te digo que tengo los mismos sentimientos que una piedra. Que yo no sé lo que es amar desde que me sacaron el alma por la boca, que no tengo corazón y que mi vida ya no es un hoyo del que ni me molesto en salir. Te diré, "¡Eh, estoy aquí fuera, en la explanada, ven a buscarme porque he salido!" y no será verdad. Podría engañarte y decirte que ya no pienso en morirme. Podría decirte que si me miras y me dices que me comprendes no te creeré.
Y en el fondo sé que lo haces. Y eso me asusta.

Escribo cartas con el mismo destinatario cada vez que cojo un lápiz. Y jamás las entrego.
Tengo tantas cosas gritando dentro de mí que ni te lo imaginas.
Protejo mi dolor. Es mío.

A veces siento cosquillas dentro y sé que hay algo que se mueve en mi anatomía. Algo que no es material. Como un pequeño escalofrío recorriendo la espina dorsal. Y sé que sigue conmigo tu recuerdo.

Como ves, siempre termino escribiendo para que tú me leas.

[...]


Cuando me miro al espejo al acostarme y al levantarme, me hago un millón de preguntas. Una de ellas es por qué sigo respirando si no veo un futuro claro para mí. La otra es por qué es todo tan gris desde que se marchó.

¿Cómo puedes vivir feliz si con 21 años debes medicarte para que el dolor mental no te mate?


Y aún así, esa vocecita en mi cabeza me dice que siga a hostias con la vida, porque tengo todas las de ganar...




... "La esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma y canta sin parar".
-Emily Dickinson.

viernes, 21 de junio de 2013

I'm on a plain.

Cada vez que me pongo a escribir, parece que te escribo.

Todas mis letras parecen cartas para ti. Supongo que aún tengo mucho que decirte. Cosas que temería decirte a la cara por no querer que te marches otra vez. Cosas que querría haberte dicho a lo largo de mi vida si te hubieras quedado conmigo. Si no me hubieras soltado la mano. Lo siento como si hubiera sido ayer y esa punzada de dolor no se va.

Parece mentira que el tiempo no cure nada en mí.
Parece mentira que esta noche sólo tenga tres cosas que decirte:




3- Tenemos una cita el siete de Octubre de 2013. Pregúntame entonces si sigo sintiendo lo mismo. Es un reto. Afróntalo.





Me sigue recordando tanto a ti que me es imposible odiarlo...

domingo, 2 de junio de 2013

Degradation trip.

There's no flesh, my own ghost awaits
Unclean, defiled, hallucinatory state
Lust, sloth, not my only sins
It's just how, when it's time, on a degradation trip.

When hurting yourself feels right
Long gone the will to fight
Take the time to pull the weeds choking flowers in your life.

Or seal your doom
Cold transparent blue
Locked inside a room
In solitude
Insanity takes you
So black it's untrue.

So black it's untrue...




He dejado de entender por qué viajo.

Hace un tiempo que creí haber encontrado la solución a mi tormenta eterna. A todas esas preguntas que golpeaban mi cabeza como si no les importase lo que pudieran destrozar dentro.Quizás simplemente intentaba auto convencerme de que lo había superado. Creo que sólo estaba corriendo sin rumbo con los ojos vendados. Huyendo. Como siempre. Negándomelo.

Fue hace unos días cuando tuve la gran idea de quitarme la coraza. Dije "¿por qué no?" y entonces volví a ser yo. Y me sentí bien, aunque en un principio me temblaban las piernas al recordarme tal y como era hace tanto tiempo. Pero llegó el momento en el que tuve que volver a cubrirme. Y no sabía cómo hacer encajar la coraza. Me hice daño, heridas, tuve ganas de gritar. Quise/quiero llorar hasta quedarme seca como una flor al sol. Llevo varias noches intentando cerrar esta armadura, pero siempre quedan rendijas por donde se puede vislumbrar mi vulnerabilidad.

Me he dado cuenta de que mi comodidad se basa en estar congelada. Es lo que necesito, lo que me salva y me mantiene estable. Peleo contra mis instintos para no depender de ningún sentimiento. No quiero querer ni que me quieran, porque eso podría matarme. Quiero que me sea indiferente. No soporto ni un sólo atisbo de humanidad en mí misma. Me destruye.

Ayudo desinteresadamente a aquellos que no saben quién soy. Eso no me importa. Pero no quiero ser parte de ningún tipo de vínculo sentimental con nadie. Todos fallan. Todas las torres se derrumban y caen y todas pesan lo suficientemente como para aplastarme hasta dejarme sin aire. Si las cosas fueran sinceras y supiera que son reales, entonces es muy probable que dejase este frío de lado.

No puedo desesperarme por tener sentimientos, pero así es. Muerdo mi piel para no arañarla hasta destruirla. Las cicatrices y las heridas por mantenerme al margen y sujetarme no son nada comparadas con las que podría tener si me dejase llevar.


Puede que definitivamente me haya acostumbrado tanto a ser insensible respecto a mí misma que ya no soporte sentir o latir por nadie. No quiero calidez. Todo me parece de plástico. Nada es eterno. No puedo empezar nada sintiendo que se apagará. Ni contigo ni con nadie. Porque yo no sé amar. Simplemente me he quedado helada y ahora ya no sé sobrevivir sin estarlo.


Es como si jamás hubiera retrocedido un sólo paso para librarme del acantilado. El abismo me observa con sus grandes ojos, juzgándome. Y yo aquí... que ni siquiera sé quién soy...

Siempre tan dispuesta a saltar al vacío.