viernes, 6 de diciembre de 2013

Día 631. 54.518.400 Segundos. Le secret.

Calla y escucha. Esta es la contraseña.



Estoy guardando un secreto.
Desde hace 8 años.
Que no desvelaré a nadie jamás.
Al menos no por completo.

Todo está escondido en alguna parte, en estos cinco años de palabras.
Entre hiato e hiato.
Un suspiro. Un recuerdo. Una voz.
Se ahoga.
Y vuelve.
Agitándose.


|{.

Demasiado en muy poco tiempo. Es posible. 
La saturación me nubla la vista.
Estoy luchando contra mí, pero la sangre que me cubre NO ES MÍA.
Hacía demasiado tiempo que no caminaba por esos pasillos dentro de mi cerebro. Están muy escondidos, muy llenos de polvo. Los ventanales están llenos de telarañas. La casa en sí, sigue mutando y replegándose sobre sí misma de cuando en cuando.
Algunas cosas no cambian nunca.
Siempre hay una habitación nueva a la que no puedo entrar, con la puerta en el techo o con necesidad de una llave. Pero dentro hay algo, algo que suena como cuando agitas una caja llena de chismes.
Estoy viendo el mundo a través de una canica. Todo se desdobla.

Tengo una muralla alrededor de ciertos pensamientos que no puede ser derribada por nadie en absoluto. Ni siquiera por un cúmulo de sentimientos. 
Tengo una infinidad de secretos que tarde o temprano se convertirán en confesiones al oído de alguien importante, que sepa mirarme a los ojos y llegar más allá.
Pero este secreto no es de esos. 
Este secreto es como aquella cicatriz de la herida más grande jamás enseñada, que serías capaz de tatuar para que nadie la viese. Es como ese diario de cuando eras adolescente, lleno de pensamientos que te llenarían de vergüenza si alguien más los leyese.

Este secreto sólo puede compararse con esta metáfora:
Revelarlo sería como abrirme en canal la mente, y sacar de ahí una pequeñísima caja llena a rebosar de canciones prohibidas, de voces que vibran, de fotos falsamente antiguas, de un sentimiento más oscuro que cualquier noche, de páginas de una historia demasiado enrevesada para cabecitas bien amuebladas.
Es mío. Es EL secreto. Es mi secreto.


...Llevo todo un mes bailando con mis monstruos en una fiesta únicamente dedicada a ellos.
Detrás de una máscara he descubierto, que el director de la orquesta es mi diablo favorito.
Me ha sonreído, me ha saludado con la voz que recordaba y le he devuelto la misma mirada que le regalé cuando tenía trece años. Nunca he vuelto a regalar una mirada igual a aquella.



Tenéis que disculparme, me ha tendido la mano.
Siento que tengo que salir a bailar una vez más, después de tanto.
Pero volveré.
Como siempre, ¿no?


"Antes de la zambullida. Antes del dragón. Antes del ruido y la mugre. Antes de los pequeños apocalipsis, un pequeño estallido en un día de verano. Pero la Casa Seria no se queda en silencio. Nunca se queda. Los sonidos se cuelan por las grietas."

Dulce estío.
Dulce hiato.



-Ya es primavera.
-Siempre lo es...


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