martes, 5 de marzo de 2013

Girl from the North Country.

Lo siento.



He caído en la espiral otra vez, o al menos eso dicen las malas lenguas.

No tengo miedo a nada más que a mí misma, porque yo soy mi propio monstruo. Sin necesidad de acecharme bajo la cama. Estoy aquí. A veces en calma, a veces en pie de guerra. Siempre dispuesta.
Nunca me enseñaron a rendirme, por eso a pesar de las heridas nunca tiré la toalla. He azotado mi vida con ella cada vez que me he descontrolado. Clamando venganza. Estoy aquí... Nunca me fui.

Tengo las botas gastadas de tanto andar, puedo sentir el asfalto quemando mis pies. No he dejado de sangrar, llevo kilómetros haciéndolo sin descanso. Tengo una herida infectada que no para de gritar, pero siempre le digo que calle, que se calme, que ya casi hemos llegado a nuestro destino. Ni siquiera yo sé exactamente dónde está lo que busco.Y a veces necesito pararme a descansar.

No sabéis lo difícil que se me está haciendo. Lo insoportable que es a veces tirar de mí misma. Lo que puede llegar a pesar un cuerpo humano cuando siente que no le quedan suficientes motivos para continuar caminando por sí mismo. Y siempre me grito, "¡Vamos! ¿Cómo vas a abandonar ahora? ¡Quedan tantas cosas por hacer!". A veces no sirve de nada, ¡de nada! Sólo sirve tener un orgullo capaz de aplastar mi propia cabeza gritando "¡Eres mejor de lo que imaginas, así que camina, joder!"
Y camino, camino, camino... Y me sangra la herida y me duelen los pies. Ahogándo lágrimas.

Quizás debería sentirlo. Supongo que debería sentir haber caído otra vez, haber vuelto a sangrar, haber vuelto a reafirmar que quería acabar con todo esto... Pero lo cierto es que no.

No lo siento una puta mierda.
¿Sabéis por qué?


Porque tengo heridas. Y cicatrices. Batallas y guerras. Pero sigo viva.
Aún me quedan fuerzas para sujetarme a mí misma. Aún tengo otro par de botas.
No importa si no lo entiende nadie más que yo, no importa si seguís pensando que es un simple cuento, palabrería poética para intentar tocaros un poco el pecho buscando el corazón. No importa.

Lo que importa es que hoy respiro. He aguantado una noche más.
Y cada día, cada noche, cada pesadilla...

Cada batalla contra mí, vencida... Es una nueva medalla.

Así que lo único que siento, es que no sea el momento para contaros esta historia.
Al menos, aún sigo por aquí, regalándoos estos acertijos.
Tengo que volver a mi camino, aún sin estar segura de si merecerá la pena...
Pero yo nací para pelear. Ya nací peleando.
Y siempre lo haré.


"La guerra está dentro de mi cabeza, -dijo ella- pero las heridas, están en mi piel"


2 comentarios:

Isi G. dijo...

Eres una dama valkyria, ¿cómo no vivir peleando?
Sigue caminando, preciosa, sigue adelante. Puedes con ello y lo sabes.
Un abrazo enorme, sirenita azul ><>º

Sofía ★ dijo...

Es una muy buena postura frente a la vida, te noto luchadora, y solo los que luchan logran lo que se proponen (: