viernes, 14 de octubre de 2011

Encontrar las fuerzas.

Hoy, mis peces no han parado de asomar la cabeza casi fuera del agua y hacer burbujitas.
Duermo con ese sonido constante dentro de la cabeza. Andan rebuscando entre las piedrecitas del fondo de la pecera. Es anestésico. 



Dormir una hora, levantarse para coger un bus a las 6 de la mañana. Aún no ha amanecido.
El bus pasa por delante de tus narices y no se detiene. Estás cansada, harta. Te echas a llorar.
Podrías coger otro bus e ir a clase, pero no te quedan fuerzas y vuelves a casa. A la cama.
Últimamente es el único lugar donde eres feliz. Será porque es donde pasas las horas inconsciente.
La gente pregunta "¿qué te pasa, quieres hablar?". Pero ni tú sabes qué te pasa, ni mucho menos quieres hablarlo. Los que siempre preguntan son precisamente las personas que más lejos quieres en esos momentos.


Duermes. A la hora de almorzar explotas. A llorar otra vez. Intentan consolarte. No puedes parar.
Te quedas igual. No sabes qué hacer. Intentas calmarte. Das una vuelta, respiras, piensas. Empieza a dolerte la cabeza horrores. Vuelves a casa, te haces la cena, te encuentras mal. Tienes las manos heladas, te brillan los ojos. Tienes fiebre. Ganas de vomitar, ganas de caer, ganas de todo menos de seguir de pie. Más pastillas. Sacas al perro. Vuelves a respirar. Vuelves a tu cuarto, intentas animarte. No lo consigues...

Y ahora estás aquí.



[...]




Agradecería mucho dejar de recibir puñaladas en el corazón. Creo que no puedo soportar más y he llegado al límite. Hay gente que se sentirá feliz de verme así, y lo peor es que lo sé. Pero no me importa nada, nunca me verán llorar. Voy a esconderme de todo y todos hasta que pueda volver a pisar la calle con mi máscara de "aquí no pasa nada". Ya que actualmente no tengo fuerzas para ponérmela, no me veréis el pelo. Me niego a caer por personas que no lo merecen. Me niego a sentir solo esto, que me reconcome y me araña por dentro. Ya que no puedo sentir nada bueno cuando me pasa, tampoco quiero sentir todo este dolor. Es innecesario. No lo quiero. Ya puede irse lejos. No me siento fuerte. No quiero estar ahí por nadie. No soy la última opción para cuando los demás se cansen o no tengan nada mejor. Soy una persona. A mí también me duele. Y me siento de usar y tirar. Pero no lo soy. Sigo respirando en la basura.

Aprender a caminar sola. Así debería llamarse mi nueva libreta para escribir lo que se me pasa por la cabeza. Pero necesito que me quieran, lo necesito con desesperación, con locura. Que me demuestren que me quieren, que importo. Que me den razones para quedarme, para no abandonarme, para vivir. Y no me vale la típica frase de "aún te quedan muchas cosas por hacer, vive por tí" porque yo no sé hacer eso.

Necesito un motor nuevo para mi vida, porque el mío me ha dejado en mitad de la carretera...


Y está lloviendo, y no tengo cobertura para llamar a la grúa.
Estas son mis últimas monedas para la cabina...



Ven a por mí.
Ahora o nunca.



1 comentario:

Isi G. dijo...

Mucho, muchísimo ánimo, preciosa!!! Sé que son solo palabras y que no te dirán mucho, quizás, pero quiero que sepas que si quieres desahogarte, lanzar mierda aunque no sepa de qué va la movida (ni me la cuentes, si no quieres), o lo que sea, que estoy por ahí por el MSN, o a un mensaje privado de distancia :)

Un besazo enorme para una gran chica de cuerpo pequeñito, para una gran mujer^^