lunes, 17 de octubre de 2011

Autoconfesiones sin nombre


Si me hubieran dicho con 7 años, que cuando tuviera casi 20 tendría el pelo azul y estaría llena de pendientes, no me lo habría creído. Sin embargo aquí me veo.



Se supone que tengo todo lo que un adolescente medianamente normal querría, aunque no sea todo perfecto. Tengo familia, novio, buenos amigos (aunque pocos de verdad), mascota, estudio lo que quiero, tengo libertad, suelo tener dinero...Pero no es suficiente. ¿Qué me falta? Sé que es algo además de la ilusión, pero no puedo ponerle ni nombre ni cara. ¿Qué demonios me falta para ser feliz?

La gente no se para a pensar nunca en esas cosas. A ellos les gustan mis fotos, mi pelo o mi ropa, y todos tienen buenas palabras para todos esos materialismos superfluos. ¿Qué hago yo? Digo gracias y sonrío, una y otra vez, por cada piropo. Y ya está, es cíclico, siempre lo mismo. ¿Cuántos de ellos me dan un abrazo o me preguntan cómo estoy?. ¿Cuántos de esos fans de la estética me dedican cinco minutos o se interesan en conocerme?. Ninguno.

Pero a mí no me importa, no le pido su tiempo a nadie, aunque me cansen siempre las mismas palabras. Sólo me dedico a hacer lo que me pide el corazón que haga, si a algunos les gusta, mejor. El problema llega cuando ni a mí me llena lo que hago. Entonces la montaña rusa sólo baja, y nunca sube. Así que la adrenalina y la pasión se esfuman.

Y ya es demasiado tiempo sin sentir más que los golpes. Una se cansa y se vuelve fría y dejan de dolerle hasta las rodillas al magullárselas con cada caída. No quiero seguir buscando qué es lo que me falta, porque quizás lo que me falta no es algo físico, sino algo que tengo que encontrar en mí misma.



La gente nunca entiende que alguien no tenga ganas de vivir, porque al ver las cosas desde fuera parece mucho más simple el arreglar una vida, aunque no lo sea. Muchos no saben que hay problemas que no tienen solución, porque no se puede volver al pasado. Tienes la opción de darte a las drogas, al alcohol, al sinvivir de vivir al límite, pero no es suficiente.


Nunca es suficiente.


Y cuando nada es suficiente para tener siquiera dos segundos de felicidad...


¿Entonces qué se hace?



He perdido todas las respuestas a cada una de mis preguntas...pero tengo el corazón frío y vacío y la cremallera se me está rompiendo...

1 comentario:

Unknown dijo...

Olvidarse del mundo. Cuando tu mundo es lo más importante y te da igual que alguien le importes un pimiento o no, la vida se ve totalmente diferente. Ains es que, yo valoro tanto mi soledad, que aunque te entienda, ya no recuerdo muy bien que es sentir que quieres morirte y creeme asi se vive mejor.
Ve por la vida como si tus pedos no olieran, y los de los demas, ¡menos!
¿Te vienes conmigo? La flores que nos conocen pasan de todo esto.