lunes, 25 de julio de 2011

Tocada...

Y hundida.



Es sorprendente la facilidad con la que todo lo conseguido se te puede joder.
Yo estaba bien, puedo aseguraros que había conseguido la clave para no depender de nadie y ser feliz ocupándome de mi vida sin altibajos. Pero hoy he dejado de estar de pie.

Hoy he vuelto a ser la desconfiada de siempre, la que no quiere que nada se le acerque y que prefiere no contar absolutamente de su interior porque es incapaz de pensar que aquel al que se lo explique, se lo guardará, en lugar de ir soltándolo por ahí.

Cierta amiga mía tenía razón al decir que no podías fiarte de nadie, que era mejor estar solo y tener todas tus cosas en orden. Así que así estoy. Sobreviviendo.

Cuando alguien me demuestre que merece la pena, quizás me vuelva a levantar.




Mientras tanto...
Seguiré buceando...



Porque ni siquiera puedo sacar la cabeza
y respirar.

1 comentario:

Isi G. dijo...

No te voy a decir que confíes en nadie cuando yo misma también soy una desconfiada por naturaleza... Pero seguro que alguien siempre habrá, una persona aunque sea.

Respira un poco y no te dejes hundir, preciosa :)

Besazos!!!!