Contigo.
Sólo contigo.
Pero NO.
Si empezaras a comprender,
que a mí lo que me importa no es el culmen del placer,
sino el rato de después...
Puede que volvieras a quererme otra vez.
[...]
Le doy ocho mil vueltas al asunto y sólo me sale decirte
que no me mereces, que pudiste tenerme y no me quisiste...
Que te pude haber dado todo lo que quieres y necesitas...
Y que nunca encontrarás a nadie como yo.
Z.
No me comas la oreja.
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