viernes, 6 de enero de 2012

Un café con doble de azúcar...

...y mucho de tus besos encima de la mesa de la cocina...
Por favor.



Te veo desde lejos y acelero el paso, siempre.
Aunque llueva y corra el riesgo de resbalar y caer al suelo.
Te he visto, pero hago como si nada.  Es nuestra manera de hacer las cosas, y me encanta.
Por fin llego, me abrazas con fuerza, nunca pierdes esa magia.
Saludos, camino al lugar de siempre, como siempre.

Entramos a la cafetería e iluminas toda la estancia solo poniendo un pie dentro de ella.
Eres así de especial. Ya te lo he dicho mil veces. Aunque no me creas.
Dos cervezas. Te sientas enfrente de mí y me escuchas un buen rato. Siempre me prestas atención.
Te adoro. Vas al baño. Vuelves con cara de despistado, te miro de arriba a abajo. Qué guapo estás.
Te sientas a mi lado. Se me dilatan las pupilas observándote, tú lo sabes. Te fijas en esas cosas.
Me toco el pelo. Me miras los labios. ¿Me queda bien el vestido?.
Me dices que estoy muy bonita. Tú siempre leyéndome la mente. Cómo no. Conexiones.

Entre bromas me das un beso en la mejilla. Me giro. Un beso en la boca, y otro, y otro.
Vámonos ya, todo el mundo nos está mirando. Camino a casa dados de la mano sin pensarlo.
Se me olvidan los problemas cuando te tengo cerca. 
Escaleras, las de siempre. He vuelto a contar los escalones. Todos siguen en su sitio.
Has vuelto a pensar que ya habíamos llegado en el segundo piso. Sólo uno más.
Caemos al fin en el sofá. Quiero besarte. Te me has vuelto a adelantar. No pienso soltarte.
Beso tras beso, y sonrisas entre cada uno de ellos. Una mano que se cuela por debajo de mi falda.
El secreto entre las piernas. El tacto frío de la piel. Me estremezco. Tú me haces estremecer.

Se nos hizo largo el pasillo. Empújame contra la pared. Muérdeme. Aráñame. 
Necesito que se me olvide donde estoy. Que se me olvide el mundo. Sabes hacerlo.
Mi respiración contra el espejo. Los cristales empañados son mi especialidad.
Bésame. Pero no sólo en los labios. Todo el cuerpo es un lienzo en blanco para que tú lo pintes.
Sábanas, al fin la cama. Juega conmigo, tienes cara de ser aún un niño. Me sobra la ropa. Me sobra la piel.
Arráncamela. Al fin no corre aire entre tú y yo. Déjame volar. Tus vecinos tendrán un motivo para odiarme de verdad, pero no me importa. Éxtasis. Me haces temblar. Un abrazo interminable después siempre viene bien.

He abierto los ojos y sigues aquí conmigo.
Me besas y sonríes. No debo estar nada bonita recién levantada y sin peinar.
Te alegras de verme. Qué guapo estás siempre, incluso despeinado. No dejas de abrazarme ni un segundo.
No puedo dejar de sonreír. 

¿Quieres un café?...
...Con doble de tus besos, por favor.


A esto debe de saber la felicidad.


Te quiero.


1 comentario:

Isi G. dijo...

Seguro que a eso sabe la felicidad^^

Un besazo enorme, feliz día de Reyes :)