martes, 14 de junio de 2011

Porque me equivoqué...

...y si que me duele.



Aunque no sea la misma causa.
Siempre me duele.


Me dejé la maldita cremallera abierta, entraron e hicieron de las suyas.
No sé de que me sirve buscar y rebuscar, si solo abro y reabro heridas.
Más de diez mil estaban ahí esperándome para decirme:
-Hey, no estamos curadas, y cada vez que vengas a buscar algo bueno que recordar, saldremos para avisarte de que todo no está resuelto.

Todos gritan "sé fuerte, sabes serlo".
Pero no hay fuerzas que me sostengan como es debido.
No hay nada a lo que agarrarse, y los deberes están tan nublados en mi mente, que todo empieza a darme igual. ¿Qué pasa cuando tocas fondo y no quieres ni puedes flotar?...

Hacía tantos años que no pensaba en dejarlo todo y darlo por acabado, que no recordaba lo doloroso que era. A veces sale el sol y me dan ganas de pensar en que queda esperanza, o eso dicen.
Pero recapacito y no veo nada más allá de las nubes negras.

Todo se va, todos se van, al final.
Poco a poco desaparecen sin dejar ni rastro, y si lo dejan, me martiriza su recuerdo.
Ahora que ya casi no queda nada a lo que agarrarse, no sé buscar alternativas.
La pecera empequeñece y esa soga que colgué hace tiempo sigue en su rama señalándome que las cosas algún día tendrían que terminar. Grita dentro de mi cerebro. No sé detenerme. Quizás no quiero.
Para qué engañarme y engañaros a vosotros, no soy feliz desde hace demasiado.
Pero no me importa ya, este estado neutral hace que ni mi dolor me importe.

A tí tampoco debe importarte...


[...]

Tú eras la ÚNICA excepción que me mantenía con VIDA.

1 comentario:

Isi G. dijo...

Mucho mucho ánimo, preciosa!!!! Un abrazo gigante y no dejes de apoyarte en los tuyos, que seguro tienes en quién hacerlo :)

Besazos!!!!